Archive for Janeiro, 2010

Mind and Brain:

Janeiro 30, 2010

What does neuroscience tells us?

Goddess Kali:

Janeiro 30, 2010

Kali, also known as Kalika (BengaliKālīKālikā ; Sanskrit: काली), is a Hindu goddess associated with eternal energy. The name Kali means “black”, but has by folk etymology come to mean “force of time (kala)”. Despite her negative connotations, she is today considered the goddess of time and change. Although sometimes presented as dark and violent, her earliest incarnation as a figure of annihilation still has some influence. More complex Tantric beliefs sometimes extend her role so far as to be the “ultimate reality” or Brahman. She is also revered as Bhavatarini (literally “redeemer of the universe”). Comparatively recent devotional movements largely conceive Kali as a benevolent mother goddess.

Kali is represented as the consort of god Shiva, on whose body she is often seen standing. She is associated with many other Hindu goddesses like Durga, Bhadrakali, Sati, Rudrani, Parvati and Chamunda. She is the foremost among the Dasa-Mahavidyas, ten fierce Tantric goddesses.

Sex Education:

Janeiro 30, 2010

The Curse of Abortion:

Janeiro 30, 2010

When did the Universe begin?

Janeiro 30, 2010

The Universe began approximately 15 billion years ago according to cosmologists and scientists. Whichever way you look at it, it was an unimaginably long time ago.

It is generally accepted that the Universe began with the Big Bang, a split second of creation when everything including time exploded. Since then the Universe has been a slowly expanding mass of matter, energy, space and time.

What existed before the Universe has been a question that has taxed the best human brains for centuries. Before the Big Bang, it’s thought that there was literally nothing, no space, no time, no light. This state has been termed as chaos, a vague catch all designation that will do until something better comes along.

Some dispute this assertion and claim that something had to exist before the Universe. What this something else is wide open for debate. Some scientists are now coming to the conclusion that before the Universe existed there was only God. Others contend that the question is still unanswerable. Yet others argue that our Universe is part of inter-connecting grid of Universes, the so-called Multiverse. Our Universe now occupies a space that was once the border between Universes.

Igrejas de Goa:

Janeiro 30, 2010

IGREJAS (53+) E CAPELAS (218) DEDICADAS A NOSSA SENHORA  SOB OS SEGUINTES TITULOS (*)

Na Arquidiocese de Goa e Damão

MAR (2-1)
CARMO (2-12)
MERCES (2-1)

 RAINHA DOS ANJOS (0-1)
ANUNCIACAO (0-1)
MÃE DE DEUS (3-10)
MÁRTIRES (1-0)
SOCORRO (2-0)
BOM SUCESSO (0-2)
BELÉM (2-0)

REFÚGIO DOS PECADORES (0-1)
CANDELARIA (0-4)

PIEDADE (4-39)
BOM DESPACHO (
FUGA (0-1)
BROTAS (1-0)
LIVRAMENTO (0-3)
NEVES (2-0)

IMACULADA CONCEIÇÃO
GUADALUPE (1-1)
LUME (0-1)

S.CORAÇÃO DE MARIA (-1)

AUXÍLIO DOS CRISTÃOS
DESAMPARADOS
ESPERANÇA (2-0)

PURIFICAÇÃO (0-1)
SANTA MARIA (1-0)
BOA MORTE (0-1)
AGONIZANTES (0-2)
SAÙDE (2-4)
TODO O BEM (0-1)
PERPÉTUO SOCORRO (0-2)

LOURDES (1-10)
FÁTIMA (0-4)
REMÉDIOS (4-10)

MONTE (0-4)
ANGÚSTIAS (0-8)
ENFERMOS (1-1)
LORETO (0-1)
POMPEIA (0-1)

DO S.CORAÇÃO DE JESUS (0-1)

VICTÓRIA (1-1)
SERRA (0-1)

BOA DITA (0-1)
GRAÇA (2-2)

DIVINA PROVIDÊNCIA (1-1)
PATROCÍNIO (0-1)

ROSÁRIO (12-28)

PILAR (2-0)
(*)  Os algarismos à direita indicam o número de  igrejas  e capelas respectivamente.

Ministro de la Nueva Alianza:

Janeiro 30, 2010

Hoy quiero tratar un aspecto que ciertamente es muy importante y central en lo que hace al sacerdocio católico, y es el hecho de que somos constituidos ministros de la Nueva Alianza.

    Es el mismo San Pablo el que lo dice: «Nos capacitó para ser ministros de una nueva alianza, no de letra, sino de Espíritu; porque la letra mata, mas el Espíritu vivifica». En la Vulgata aparece también con toda claridad: «idóneos nos fecit ministros Novi Testamenti» (2 Co 3, 6).

    ¿Y qué significa ser ministro de la Nueva Alianza? Significa muchas cosas, todas importantes, y todas complementarias, y cada una hace a la integridad de ese misterio que es ser ministro de la Nueva Alianza.

    1. En primer lugar, ser ministro de la Nueva Alianza significa darle la primacía en todo a Jesucristo.

    Como dice Santo Tomás en un artículo donde se pregunta si los efectos del sacerdocio le han tocado a Jesucristo, a lo que responde primeramente recordando que lo principal en todo orden, a quien se le atribuye todo lo que le pertenece a ese orden, lo tiene por sí, no lo recibe en sí mismo, así como el sol ilumina y no es iluminado, así como el fuego da calor y no es calentado y añade: «Cristo es la fuente de todo sacerdocio (fons totius sacerdotii), pues el sacerdote de la Antigua Ley no era más que una figura de Cristo, mientras que el sacerdote de la Nueva Ley (sacerdos novae legis) obra en su persona, según aquello de San Pablo en 2 Co 2, 10: «A quien algo perdonáis, yo también; puesto caso que lo que yo he perdonado, si algo he perdonado, por vosotros ha sido, en persona de Cristo».1 Según la Vulgata, «in persona Christi»; en el texto griego: e)n prwso/p% (en prosópo).

    Eso es lo que caracteriza ser ministro de la Nueva Alianza en contraposición a lo que era el ministro en la Antigua Alianza. El ministro de la Antigua Alianza no obraba «en persona de Cristo», era figura, pero no era la realidad. Y así –como dice San Ireneo– «por las cosas secundarias Dios llama a las principales; por las figuradas a las verdaderas; por las temporales a las eternas; por las carnales a las espirituales; por las terrenales a las celestiales».2

    Por eso la gran diferencia que va a haber entre el sacerdocio de la Nueva Alianza y el sacerdocio de la Antigua, radica en que la ley antigua es secundaria, es figurada, es temporal, es carnal, es terrenal, mientras que la Nueva es principal, es verdadera, es eterna, es espiritual, es celestial. Somos sacerdos novi legis; somos sacerdotes de la Nueva Ley, «ministros de la Nueva Alianza».

    2. Ser ministros de la Nueva Alianza significa ser dócil al Espíritu Santo que mora en nosotros.

    La Nueva Ley consiste, principalmente, en que es infusa; no está escrita en tablas de piedra, está escrita en nuestros corazones.

    ¿Qué es esa infusión de la Nueva Ley? Lo dice San Pablo:

– «El amor de Dios ha sido derramado en vuestros corazones por el Espíritu Santo que se os ha dado» (Rm 5, 5). Es el amor, es la caridad.

– Es también la fe: «Es la fe que actúa por medio de la caridad» (Gál 5, 6).

    Y acá tenemos –observemos– el amor de Dios, el Espíritu Santo que es el que infunde eso en nuestros corazones, la Santísima Trinidad; y tenemos las tres virtudes teologales, la fe y la caridad, y evidentemente si está la fe y la caridad, tiene que estar lo que llamaba Claudel la petit espérance, aquella que va de la mano de sus dos hermanas mayores, la fe y la caridad.

    Ministro de la Nueva Alianza, por tanto, es aquel que vive de la fe, y recordemos que «la pureza de la fe, como dice Don Orione, es cosa tan preciosa que se ha de anteponer a cualquier otra pureza».3 Ministro de la Nueva Alianza es el que vive de la esperanza. Ministro de la Nueva Alianza es el que vive de la caridad.

    3. Por tanto, ser ministros de la Nueva Alianza significa vivir según su realidad infusa. Lo más importante es la gracia, la absoluta necesidad de la gracia. La gran enseñanza de la Doctora de la Iglesia, Teresita del Niño Jesús, es la absoluta necesidad de la gracia. La primacía, por tanto, de lo interior, de lo espiritual. No solamente en lo que hace a la vida de oración sino en lo que hace al gobierno de las comunidades, porque lo meramente externo mata, la letra mata, es el Espíritu el que da vida, es el Espíritu el que da la libertad, la libertad que debemos vivir porque la Ley Nueva que debemos vivir es «Ley de libertad» (St 1, 25; 2, 12) , «porque allí donde está el Espíritu Santo allí está la libertad» (2 Co 3, 17).

    Eso significa que debemos tener cuidado de no carnalizar la religión. El gran drama de estos tiempos, a mi modo de ver, es una especie de judaización del clero, es decir, la falta de visión sobrenatural, la falta de visión espiritual, se trata de una vuelta al Antiguo Testamento. Como hemos visto hasta el cansancio y a tantos sólo preocupados por lo temporal.

    Es una carnalización de la religión. Por eso desprecian los consejos de perfección, por eso obstaculizan las vocaciones porque ellos mismos como consagrados son infelices. Pasa, también, con la inteligencia de la Sagrada Escritura, donde se destroza el sentido sobrenatural, incluso se destroza el mismo sentido histórico. Así pasa con la inteligencia de los signos de los tiempos. Se pasaron hablando de los signos de los tiempos y que todo iba mejor, y que todo… ¡Así estamos! Los seminarios siguen vacíos.

    Se ve la carnalización del cristianismo en la pastoral, cuando se da más importancia a lo exterior que al espíritu; y por eso la importancia que tiene en cierta clerecía aquel «poderoso caballero, Don Dinero». Cuando con todo se ve no sub specie  aeternitatis, sino sub specie mammona iniquitatis, se está carnalizando la pastoral.

    4. Ser ministro de la Nueva Alianza significa tener un corazón universal, porque la Alianza Antigua era una cosa particular, era para un pueblo nada más. La Nueva Alianza es universal, abarca todos los hombres, todas las mujeres, de todos los tiempos, de todas las culturas. Por eso, ministro de la Nueva Alianza es lo más contrario a la mentalidad de «kiosquito». El ministro de la Nueva Alianza no debe encerrarse sólo en su propia diócesis, ni en su Patria: hay que tener «solicitud por todas las Iglesias» (2 Co 11, 28).

    5. Significa entender que uno es ministro de una Alianza eterna. La Antigua fue temporal, fue dada por un tiempo, era figura; ésta es eterna, no hay que esperar otra. Por eso no hay que caer en las miles formas que toma la desviación del joaquinismo que, de una manera u otra, como pasa ahora con la cercanía del tercer milenio, están creyendo que ha de venir otra Alianza, ¡y algunos la profetizan! ¡No!, la Alianza es eterna y sigue siendo Nueva! Por eso el ministro de la Nueva Alianza de manera particular se ve en la Misa, que es donde transubstancia «la sangre de la Alianza Nueva» (Lc 22, 20; 1 Co 11, 25), «la sangre de una Alianza eterna» (Hb 13, 20), es decir, que no pasa.

    6. Significa que uno está obrando con realidades, no con figuras como en el Antiguo Testamento; por tanto hay que dejar de lado toda cosa meramente exterior, y no caer en fariseísmo. Hay que dejar de lado el formalismo que presenta algo desde afuera pero privado de lo substancial, que es lo de adentro.

    7. Significa que uno debe tratar de la salvación de todos los hombres. La Antigua Alianza no justificaba, no salvaba; la Nueva Alianza justifica y salva, y justifica y salva por lo que tiene de principal, que es lo infuso, que es el Espíritu Santo que se nos ha dado.

    8. Significa que uno es consciente de que el ministerio que realiza concierne directamente al fin último del hombre y de la mujer, porque la Nueva Alianza conduce al fin, tiene los medios dados por Dios para que los hombres puedan llegar al fin último.

    9. Significa que somos testigos de la Ley de hijos, que es Ley de amor, no de la Ley de siervos. A pesar de nuestros pecados nosotros somos ministros de la Nueva Alianza. Dice hermosamente San Asterio de Amasea: «Imitemos el estilo del Señor en su manera de apacentar; meditemos los evangelios y, viendo en ellos, como en un espejo, su ejemplo de diligencia y benignidad, aprendamos a fondo estas virtudes».4 Diligencia…, benignidad… El mismo santo hace una  descripción muy hermosa de la parábola de la oveja perdida, y una aplicación realmente espléndida: «En ellos, en efecto, encontramos descrito, con un lenguaje parabólico y misterioso, a un hombre, pastor de cien ovejas, el cual, cuando una de las cien se separó del rebaño e iba errando descarriada –miren qué descripción–, no se quedo con las demás que continuaban paciendo ordenadamente, sino que se marchó a buscar a la descarriada, atravesando valles y desfiladeros, subiendo montes altos y escarpados, pasando por desiertos, y así le fue siguiendo la pista con gran fatiga, hasta que la halló errante.

    Una vez hallada, no le dio de azotes, ni la hizo volver con prisa y a empujones al rebaño, sino que la cargó sobre sus hombros y, tratándola suavemente, la llevó al rebaño, con una alegría mayor por aquella sola que había encontrado que por la muchedumbre de las demás. Reflexionemos sobre el significado de este hecho, envuelto en la oscuridad de una semejanza. Esta oveja y este pastor no significan simplemente una oveja y un pastor cualquiera sino algo más profundo.

    En estos ejemplos se esconde una enseñanza sagrada. En ellos se nos advierte que no tengamos nunca a nadie por perdido sin remedio y que, cuando alguien se halle en peligro, no seamos negligentes o remisos en prestarle ayuda, sino que a los que se han desviado de la recta conducta los volvamos al buen camino, nos alegremos de su vuelta y los agreguemos a la muchedumbre de los que viven recta y piadosamente».5

    ¡Ése es el ministro de la Nueva Alianza! No es aquel que sólo da palos a las ovejas, es aquel que da la vida por las ovejas. Ésta es la gran enseñanza: ¡No tengamos nunca a nadie por perdido sin remedio! ¡Somos ministros de la Nueva Alianza!

    10. Y, por último, significa que es para nosotros de importancia fundamental no ser solamente externamente buenos sino que debemos ser, sobre todo, internamente buenos, dándole así la primacía a lo que es central de la Ley Nueva que es infusa. La Nueva Alianza no cohibe sólo los actos externos malos, sino, además, cohibe los actos internos malos: «…todo el que se irrita con su hermano, será reo de juicio… todo el que mira a una mujer deseándola, ya adulteró con ella en su corazón… no juréis… si alguno te abofetea en la mejilla derecha… dale también la otra… amad a vuestros enemigos, orad por los que os persiguen…» (Mt 5, 22.28.34.39.44).

    Pidámosle a la Santísima Virgen, por nosotros, por todos los sacerdotes de nuestro Instituto, por todos los sacerdotes del mundo, para que nunca nos olvidemos de esa cosa realmente grande, que es ser ministros de la Nueva Alianza, esa Alianza que selló Jesús con su sangre en la cruz.

    Se lo pedimos a la Virgen.

 NOTAS:

(1) S. Th. 3, 22, 4 c.

(2) San Ireneo, citado en la Liturgia de las Horas,  t. III, p. 168; t. II, p. 152.

(3) Cartas selectas, p. 160.

(4) Liturgia de las Horas, t. 2, p. 94.

(5) Ibíd., p. 94-95.

PAPA GIOVANNI XXIII:

Janeiro 29, 2010

Giovanni XXIII nacque a Sotto il Monte, in provincia di Bergamo, il 25 novembre 1881, primo figlio maschio di Marianna Mazzola e di Giovanni Battista Roncalli. La sera stessa il neonato venne battezzato dal parroco don Francesco Rebuzzini, ricevendo il nome di Angelo Giuseppe. Gli fece da padrino l’anziano prozio Zaverio Roncalli, il primo dei sette zii di papà Battista, uomo molto pio, che, rimasto celibe, si era assunto il compito di educare religiosamente i numerosi nipoti. Il futuro Giovanni XXIII conservò un ricordo commosso e riconoscente per le cure e le sollecitudini di questo vecchio patriarca. Manifestando fin dalla fanciullezza una seria inclinazione alla vita ecclesiastica, terminate le elementari, si preparò all’ingresso nel seminario diocesano ricevendo un supplemento di lezioni di italiano e latino da alcuni sacerdoti del luogo e frequentando il prestigioso collegio di Celana. Il 7 novembre 1892 fece il suo ingresso nel seminario di Bergamo, dove fu ammesso alla terza classe ginnasiale. Dopo un avvio difficoltoso per l’insufficiente preparazione, non tardò a distinguersi sia nello studio che nella formazione spirituale, tanto che i superiori lo ammisero prima del compimento del quattordicesimo anno alla tonsura. Avendo proficuamente terminato nel luglio del 1900 il secondo anno di teologia, fu inviato il gennaio successivo a Roma presso il seminario romano dell’Apollinare, dove esistevano alcune borse di studio a favore dei chierici bergamaschi. Pur con l’intermezzo di un anno di servizio militare prestato a Bergamo a partire dal 30 novembre 1901, la formazione seminaristica risultò particolarmente fruttuosa. Il 13 luglio 1904, alla giovanissima età di ventidue anni e mezzo, conseguì il dottorato in teologia. Con il più lusinghiero giudizio dei superiori, il 10 agosto 1904, fu ordinato sacerdote nella chiesa di S. Maria di Monte Santo; celebrò la prima Messa il giorno seguente nella Basilica di S. Pietro, durante la quale ribadì la sua donazione totale a Cristo e la sua fedeltà alla Chiesa. Dopo un breve soggiorno nel paese natale, nell’ottobre iniziò a Roma gli studi di diritto canonico, interrotti nel febbraio del 1905, quando fu scelto quale segretario dal nuovo Vescovo di Bergamo Mons. Giacomo Radini Tedeschi. Furono circa dieci anni di intenso impegno accanto ad un Vescovo autorevole, molto dinamico e ricco di iniziative che contribuirono a fare della diocesi bergamasca un modello per la Chiesa italiana. Oltre al compito di segretario, svolse altri numerosi incarichi. Dal 1906 ebbe l’impegno dell’insegnamento di numerose materie in seminario: storia ecclesiastica, patrologia e apologetica; dal 1910 gli fu assegnato anche il corso di teologia fondamentale. Salvo brevi intervalli, svolse questi incarichi fino al 1914. Lo studio della storia gli consentì l’elaborazione di alcuni studi di storia locale, tra cui la pubblicazione degli Atti della Visita Apostolica di s. Carlo a Bergamo (1575), una fatica durata decenni e portata a termine alla vigilia dell’elezione al Pontificato. Fu anche direttore del periodico diocesano “La Vita Diocesana” e dal 1910 assistente dell’Unione Donne Cattoliche. La prematura scomparsa di Mons. Radini nel 1914 pose fine ad un’esperienza pastorale eccezionale, che, se pur segnata da qualche sofferenza come l’infondata accusa a lui rivolta di modernismo, il futuro Giovanni XXIII considerò sempre punto di riferimento fondamentale per l’assolvimento degli incarichi a cui fu di volta in volta chiamato. Lo scoppio della guerra nel 1915 lo vide prodigarsi per più di tre anni come cappellano col grado di sergente nell’assistenza ai feriti ricoverati negli ospedali militari di Bergamo, giungendo ad atti di autentico eroismo. Nel luglio del 1918 accettò generosamente di prestare servizio ai soldati affetti da tubercolosi, sapendo di rischiare la vita per il pericolo di contagio. Del tutto inaspettato giunse nel dicembre del 1920 l’invito del Papa a presiedere l’opera di Propagazione della Fede in Italia, quando a Bergamo aveva da poco avviato l’esperienza della Casa degli studenti, un’istituzione a metà tra il pensionato e il collegio, e contemporaneamente fungeva da direttore spirituale in seminario. Dopo forti titubanze, finì con l’accettare, iniziando con molta cautela un incarico che si presentava molto delicato per i rapporti con le organizzazioni missionarie già esistenti. Compì un lungo viaggio all’estero per la realizzazione del progetto della Santa Sede mirante a portare a Roma le varie istituzioni di sostegno alle missioni e visitò diverse diocesi italiane per la raccolta di fondi e l’illustrazione delle finalità dell’opera da lui presieduta. Nel 1925 con la nomina a Visitatore Apostolico in Bulgaria iniziò il periodo diplomatico a servizio della Santa Sede, che si prolungò fino al 1952. Dopo l’ordinazione episcopale avvenuta a Roma il 19 marzo 1925, partì per la Bulgaria con il compito soprattutto di provvedere ai gravi bisogni della piccola e disastrata comunità cattolica. L’incarico inizialmente a termine si trasformò in una permanenza decennale, durante la quale Roncalli pose le basi per la fondazione di una Delegazione Apostolica, di cui lui stesso venne nominato primo rappresentante nel 1931. Non senza difficoltà riuscì a riorganizzare la Chiesa cattolica, ad instaurare relazioni amichevoli con il Governo e la Casa Reale bulgara, nonostante l’incidente del matrimonio ortodosso di re Boris con la principessa Giovanna di Savoia, e ad avviare i primi contatti ecumenici con la Chiesa Ortodossa bulgara. Il 27 novembre 1934 fu nominato Delegato Apostolico in Turchia ed in Grecia, paesi anche questi senza relazioni diplomatiche con il Vaticano. A differenza della Grecia, dove l’azione di Roncalli non ottenne risultati di rilievo, le relazioni con il governo turco invece migliorano progressivamente per la comprensione e la disponibilità mostrate dal Delegato nell’accettare le misure ispirate dalla politica di laicizzazione perseguite da quel governo. Con tatto e abilità organizzò alcuni incontri ufficiali con il Patriarca di Costantinopoli, i primi dopo secoli di separazione con la Chiesa Cattolica. Durante la Seconda Guerra Mondiale conservò un prudenziale atteggiamento di neutralità, che gli permise di svolgere un’efficace azione di assistenza a favore degli Ebrei, salvati a migliaia dallo sterminio, e a favore della popolazione greca, stremata dalla fame. Inaspettatamente, per decisione personale di Pio XII, fu promosso alla prestigiosa Nunziatura di Parigi, dove giunse con grande sollecitudine il 30 dicembre 1944. Lo attendeva una situazione particolarmente intricata. Il governo provvisorio chiedeva la destituzione di ben trenta Vescovi, accusati di collaborazionismo con il governo di Vichy. La calma e l’abilità del nuovo Nunzio riuscirono a limitare a solo tre il numero dei Vescovi destituiti. Le sue doti umane lo imposero alla stima dell’ambiente diplomatico e politico parigino, dove instaurò rapporti di cordiale amicizia con alcuni massimi esponenti del governo francese. La sua attività diplomatica assunse una esplicita connotazione pastorale attraverso visite a molte diocesi della Francia, Algeria compresa. L’effervescenza e l’ansia apostolica della Chiesa francese, testimoniata dall’avvio dell’esperienza dei preti operai, trovarono in Roncalli un osservatore attento e prudente, che riteneva necessario un congruo periodo di tempo prima di una decisione definitiva. Coerentemente al suo stile di obbedienza, accettò prontamente la proposta di trasferimento alla sede di Venezia ove giunse il 5 marzo 1953, fresco della nomina cardinalizia decisa nell’ultimo Concistoro di Pio XII. Il suo episcopato si caratterizzò per lo scrupoloso impegno con cui adempì i principali doveri del Vescovo, la visita pastorale e la celebrazione del Sinodo diocesano. La rievocazione della storia religiosa di Venezia gli suggerì iniziative pastorali nuove, come il progetto di riavvicinare i fedeli alla Sacra Scrittura, rifacendosi alla figura del proto-patriarca s. Lorenzo Giustiniani, solennemente commemorato nel corso del 1956. L’elezione, il 28 ottobre 1958, del settantasettenne Cardinale Roncalli a Successore di Pio XII induceva molti a pensare ad un Pontificato di transizione. Ma fin dall’inizio Giovanni XXIII rivelò uno stile che rifletteva la sua personalità umana e sacerdotale maturata attraverso una significativa serie di esperienze. Oltre a ripristinare il regolare funzionamento degli organismi curiali, si preoccupò di conferire un’impronta pastorale al suo ministero, sottolineandone la natura episcopale in quanto Vescovo di Roma. Convinto che il diretto interessamento della diocesi costituiva una parte essenziale del Ministero Pontificio, moltiplicò i contatti con i fedeli tramite le visite alle parrocchie, agli ospedali e alle carceri. Attraverso la convocazione del Sinodo diocesano volle assicurare il regolare funzionamento delle istituzioni diocesane mediante il rafforzamento del Vicariato e la normalizzazione della vita parrocchiale. Il più grande contributo giovanneo è rappresentato senza dubbio dal Concilio Vaticano II, il cui annuncio fu dato nella basilica di s. Paolo il 25 aprile 1959. Si trattava di una decisione personale, presa dal Papa dopo consultazioni private con alcuni intimi e col Segretario di Stato, Cardinale Tardini. Le finalità assegnate all’Assise Conciliare, elaborate in maniera compiuta nel discorso di apertura dell’11 ottobre 1962, erano originali: non si trattava di definire nuove verità, ma di riesporre la dottrina tradizionale in modo più adatto alla sensibilità moderna. Nella prospettiva di un aggiornamento riguardante tutta la vita della Chiesa, Giovanni XXIII invitava a privilegiare la misericordia e il dialogo con il mondo piuttosto che la condanna e la contrapposizione in una rinnovata consapevolezza della missione ecclesiale che abbracciava tutti gli uomini. In quest’apertura universale non potevano essere escluse le varie confessioni cristiane, invitate anch’esse a partecipare al Concilio per dare inizio ad un cammino di avvicinamento. Nel corso della prima fase si poté costatare che Giovanni XXIII voleva un Concilio veramente deliberante, di cui rispettò le decisioni dopo che tutte le voci ebbero modo di esprimersi e di confrontarsi. Nella primavera del 1963 fu insignito del Premio “Balzan” per la pace a testimonianza del suo impegno a favore della pace con la pubblicazione delle Encicliche Mater et Magistra (1961) e Pacem in terris (1963) e del suo decisivo intervento in occasione della grave crisi di Cuba nell’autunno del 1962. Il prestigio e l’ammirazione universali si poterono misurare pienamente in occasione delle ultime settimane della sua vita, quando tutto il mondo si trovò trepidante attorno al capezzale del Papa morente ed accolse con profondo dolore la notizia della sua scomparsa la sera del 3 giugno 1963.

Card.Carlo M.Martini:

Janeiro 24, 2010

Il Cardinale Carlo Maria Martini, S.I., Arcivescovo emerito di Milano, è nato a Torino il 15 febbraio 1927. Entrato nella Compagnia di Gesù il 25 settembre del 1944 a soli 17 anni, ha compiuto gli studi di Filosofia nello studentato dei gesuiti di Gallarate, in provincia di Milano, e quelli di Teologia nella facoltà teologica di Chieri, dove è stato ordinato sacerdote il 13 luglio 1952. Nel 1958 ha conseguito presso la Pontificia Università Gregoriana la laurea in Teologia, con una tesi su “Il problema storico della Risurrezione negli studi recenti”. Dopo alcuni anni di insegnamento nella facoltà di Chieri, è ritornato a Roma per laurearsi in Scrittura al Pontificio Istituto Biblico, sempre “summa cum laude”, con una tesi su “Il problema della recensionalità del codice B alla luce del papiro Bodmer XIV”. Decano della Facoltà di Scrittura del Pontificio Istituto Biblico, ne è diventato Rettore dal 1969 al 1978, quando è stato nominato Rettore magnifico della Pontificia Università Gregoriana, succedendo al Padre Carrier. La sua attività si è sviluppata nel campo scientifico pubblicando vari libri ed articoli (basti ricordare che egli era l’unico membro cattolico del comitato ecumenico che ha preparato l’edizione greca del Nuovo Testamento). I suoi libri sugli esercizi spirituali sono stati molto apprezzati per l’originalità dell’impostazione, che univa alla fedeltà al modello ignaziano tradizionale una luce nuova, scritturistica. Tra essi, “Gli esercizi ignaziani alla luce di San Giovanni”; “L’itinerario spirituale dei Dodici nel Vangelo di San Marco”; “Gli esercizi ignaziani alla luce di San Matteo”; “Gli esercizi spirituali alla luce di San Luca”; “Vita di Mosè, Vita di Gesù, esistenza pasquale”. Nel 1978 Paolo VI lo invitò a predicare il ritiro annuale in Vaticano, dove uno dei suoi predecessori in questo eccezionale ministero era stato il Cardinale Karol Wojtyła. Lo stesso Wojtyła, divenuto Papa Giovanni Paolo II, lo ha eletto poi Arcivescovo di Milano il 29 dicembre 1979 e lo ha consacrato personalmente il 6 gennaio del 1980. Il 10 febbraio 1980 ha fatto l’ingresso ufficiale nella Diocesi di Milano, che ha guidato per oltre vent’anni. Nel novembre 1980 ha introdotto in diocesi la “Scuola della Parola” che consiste nell’aiutare il popolo di Dio ad accostare la Scrittura secondo il metodo della lectio divina. È del novembre 1986 il grande convegno diocesano ad Assago sul tema del “Farsi prossimo”, dove viene lanciata l’iniziativa delle Scuole di formazione all’impegno sociale e politico. Grande risonanza ha avuto poi la serie di incontri – iniziati nell’ottobre del 1987 – sulle “domande della fede”, detti anche “Cattedra dei non credenti”, indirizzati a persone in ricerca della fede. Il 4 novembre 1993 ha convocato il 47° Sinodo diocesano di Milano, conclusosi il 1° febbraio 1995. Nel 1997 ha presieduto le diverse manifestazioni per celebrare il XVI centenario della morte di S. Ambrogio, patrono della diocesi di Milano Vasta eco, al di là dei limiti territoriali della diocesi, hanno avuto le sue Lettere Pastorali e i Discorsi alla città di Milano. Numerosi i riconoscimenti accademici ricevuti negli anni, tra i quali: Laurea honoris causa dalla Pontificia Università Salesiana di Roma per il suo programma pastorale sull’”educare” (17 gennaio 1989); Laurea ad honorem dell’Accademia russa delle Scienze (5 ottobre 1999); Premio “Principe de Asturias” in Scienze Sociali (Oviedo, 27 ottobre 2000); Premio “Europeo dell’anno 2000” (Parigi, dicembre 2000); Laurea honoris causa in Scienze dell’Educazione dall’Università Cattolica del Sacro Cuore di Milano (11 aprile 2002); Laurea honoris causa in filosofia dall’Università ebraica di Gerusalemme (11 giugno 2006). Ha ricevuto la Grande Medaglia d’oro del Comune di Milano (28 giugno 2002). Dal novembre 2000 è Accademico onorario della Pontificia Accademia delle Scienze. Ha preso parte a numerose Assemblee del Sinodo dei Vescovi. Relatore alla VI Assemblea generale del 1983, sul tema: “Riconciliazione e penitenza nella missione della Chiesa”, è stato Membro della Segreteria del Sinodo dei Vescovi per molti diversi mandati. È stato Presidente del Consiglio delle Conferenze Episcopali Europee (C.C.E.E.) dal 1987 al 1993. Arcivescovo emerito di Milano dall’11 luglio 2002, il Card. Martini ha ripreso gli studi biblici, vivendo prevalentemente a Gerusalemme. Da Giovanni Paolo II creato e pubblicato Cardinale nel Concistoro del 2 febbraio 1983, del Titolo di S. Cecilia.

FR.JOSEPH VAZ, A MAN AND A SAINT

Janeiro 22, 2010

Fr.Ivo da Conceicao Souza

My acquaintance with the life of Fr.Joseph Vaz began in the Minor Seminary od Our Lady, Saligao-Pilerne, where “Academies of Fr.Joseph Vaz” were being organized, once a month: a speech, a kit, a song, a poem. Every Wednesday a hymn would be sung at the end of the Eucharistic service, reminding God of this great man and saint: “Ogonnit kakulltichea Deva, kiteak ravtai ozun pore¬ant, diinastona Bhogtak altaracho man, bhagoinastona hi amchi vhodd axa…?” This hymn would bring to our mind that Father Joseph Vaz is yet to be beatified/canonized. Now that Fr.Vaz has been already beatified by John Paul II, we should remind the Church authorities–as a matter of fact, John Paul II shows a lot of interest for the Cause–again and again that Fr.Vaz is to be canonized as soon as possible. Fifty years ago, the great Belgian missiologist, Fr.Pierre CHARLES, wrote of Joseph Vaz: He was “more than a hero”, “a symbol and a lesson”, “the perfect model of an apostle”. Born on April 21, 1651, Joseph Vaas (as he would artistically sign) was the third child of Christopher Vaz and Maria de Miranda. His father’s house was at Sancoale. His mother’s house was at Benaulim. He was born in Benaulim, where he was baptized on the eight day at the Parish Church of St.John the Baptist by its Jesuit Parish-priest, Fr.Jacinto Pereira. He was first enrolled in the elementary school at Sancoale, his paternal village. He was a model student: bright, attentive, diligent, obedient and loved by his classmates. When he grew up, his father sent him to the High School at Benaulim where he could learn Latin in preparation for his priestly studies. Of all the children of the family (six in number), Joseph was the most lovable and the brightest. He was intelligent and practical, gentle and kind-hearted, patient, trustworthy, care¬ful, tolerant. He is the builder, the producer, an artist. His inner urge was to “produce”‘, and that too “on a larger scale”. Artistic bent of mind. Friendly and helpful. A remarkable memory. Man of principles, he would stick always to them, but he was also flexible. Whenever he would discover God’s Will for the good of the people, he would go forward, in spite of risks and sacrific¬es. Man of energy, more even full of inner strength, capable of hard physical labour. Quiet by nature and keen observer. Cau¬tious and conservative, but also adaptable and with bright ideas–inculturation. Very good in reconciling the people. He gave his time, energy and advice to the people. Emotionally mature, deep and lasting friendship. Faith in God, in his power. Prayerful. Liberal in giving alms to the needy; stable nervous system; cool and calm nature; illness was rare, though he was of frail health. Indefatigable and hard-working. Passion, ardour and tremendous will-power. Courageous and calm. With this type of make-up, he would be successful in life. He chose as a vocation to serve God as a priest, once he discovered that this was God’s call. Pious, endowed with a singu¬lar love for the poor. Desire to be unseen and unobserved in his piety and alms-giving. He had inherited the gravity of manners and earnestness from his father. His discernment was superior to his age. His love for study and inclination to virtue were re¬markable. Love for prayer. In his family, there was prayer and fixed time for spiritual reading. His greatest longing was to pray and work for the “conver¬sion of sinners”. Tender loving devotion to Mary to whom he of¬fered himself perpetually as a slave with his “Deed of Bondage”, written in 1677 (cf.Sebastiao do Rego, Life of Ven.Fr.Joseph Vaz, book 2, ch.4, 3rd.ed., 1962, p.172). He would read spiritual books and lives of Saints. He manifested love for all, but in a particular way for the sick, the poor and the enemies. At a very young age he used to teach other children whatever he had learnt in the school. He would give a portion of his food to a poor beggar asking alms at his house. He was mortified and austere in his food habits. Seeing his rapid progress in studies, his father decided to send him to the city of Goa (Old Goa), to follow a course of Rhetoric and Humanities in the Jesuit College of St.Paul. He showed his singleness of purpose in becoming a priest. His source of strength was the Eucharist. He set his goal quite high, and never swerved from the path that leads to the attain¬ment of this goal. He was a man of good nature, of good charac¬ter, strongly cemented by God’s Grace through existential faith and prayer. In his life, we can see how Grace subsumes and radically transforms the human make-up through human and spiritual forma¬tion. His dreams were fulfilled through his tremendous faith in God’s Providence. “Digitus Dei est hic!” (‘God’s finger/power is here!’) could well be said at every step of his existence. After completing his humanistic studies at the College of St.Paul, Joseph joined the Academy of St.Thomas Aquinas, direct¬ed by the Dominicans, for his philosophical and theological studies. During this time, he stayed in the collegiate Church of Our Lady of the Rosary. After six years of studies, Joseph was ordained in 1676, at the age of 25, by the then newly appointed Archbishop of Goa, Dom Antonio Brandao. After his ordination, he went to his home at Sancoale where he gave himself to prayer, preaching and assisting the parochial clergy. As a preacher, spiritual counselor and confessor he was often summoned to the capital city of Goa. He also opened a Latin school at Sancoale to help the aspirants for the priesthood, as well as to give good education to the youth. It was at this stage that the young priest discovered God’s call to work in the island of Ceylon through a Canon of the Cathedral of Old Goa (perhaps F. de Sardinha by name), who told him of the utter misery of the Catholics of Ceylon. Father Joseph dreamed of Ceylon and its transformation. With his servant John, he went to Jaffna, where he arrived half-dead with all the vagaries of time and place. In need of food and rest, they knocked at the doors of some people. At last, a lady allowed them to spend the night in a outside hut, near her house. Father Joseph was attacked with acute dysentery as a result of tiredness. People would shun this type of sick, so the neighbours took him in a litter and abandoned him in the forest without hope. John would beg, cook and feed his master. But he was also afflicted with dysentery. Father Vaz had deep, existential faith in God. God rewarded his trust: a lady, who had gone to collect wood for fire in the forest, gave them daily a bowl of canjee out of pity. After a few days, they were restored to health. Father Vaz was begging for food from door to door. With his Rosary on the neck, he came into contact with Catholics. Having been received well into one Catholic family, he asked them wheth¬er they would like to receive sacraments from a priest. Thus, he revealed gradually his priestly identity to them. An organizer, he founded the Congregation of St.Philip Neri in Goa. A conciliator, he was very prudent in his attitude to the conflict of jurisdiction between Propaganda and Padroado. An artist and actor, he disguised himself as a coolie-beggar. As a builder, he built 15 churches and 400 chapels, with schools and dispensaries or hospitals. As a Christian Yogi, he adapted him¬self to the people whom he served with remarkable detachment and humility. He was self-taught in Tamail and Singalese languages. As a man of God, he overcame politics with enlightened zeal. He refused bishopric, offered by Cardinal Tournon. A man for others, he served the sick people during epidemics. He lived heroically his option for the poor (soon after his priestly ordination, he has started going barefoot). Joseph Vaz was truly a man for others, a saint, a heroic missionary. May he be canonized as soon as possible!